¿QUIÉN TEME A LOBO FEROZ?

Estoy absolutamente pasmado ante la cantidad de maricomplejines que tiene el partido popular en sus filas. Si en el ámbito de la política nacional nos encontramos en plena vorágine de debate por la sucesión, en Vélez Málaga no andan a la zaga. Aquí no parecen existir luchas internas por el poder, pero el gobierno municipal funciona casi por inercia.


Mikel N. Navarro


Los ciudadanos empezamos a estar cansados del mismo discurso victimista que viene realizando el Partido Popular en el Ayuntamiento de Vélez Málaga. Discurso que, por cierto, no podrán seguir esgrimiendo a partir de ahora con un presupuesto aprobado in extremis gracias al voto comunista y cogido con papel de fumar. Lo del descuadre de 6 millones de euros entre ingresos y gastos no dice mucho del documento económico.

Pero dejando a un lado las herencias más o menos angostas recibidas por el actual equipo de gobierno, me gustaría analizar ese miedo escénico que tiene el partido popular por romper de una vez con todo y empezar a seguir sus propios criterios. No se puede gobernar a golpes de inercia. Pero sobre todo no se puede dar la espalda a los que, con su apoyo incondicional, les acercaron hasta la cima.

¿Quien teme al lobo feroz? la respuesta es sencilla. Todos los maricomplejines del partido popular que llegan al poder y por miedo al lobo del progresismo trasnochado no se atreven a aplicar sus propias políticas y terminan haciendo más de los mismo. Existen en nuestra comarca gratas excepciones, como el caso de José Alberto Armijo al frente de la Alcaldía de Nerja. Sin embargo hemos visto ejemplos de ese miedo escénico en Rincón de la Victoria en la anterior legislatura y ahora, aunque en menor medida, en Vélez Málaga. ¡Ojo!, mucho cuidadín. Porque lo que ocurre cuando nos olvidamos de nuestra gente, de nuestros medios afines, de nuestros colaboradores y de nuestro electorado, es que al final los mas viejos sabios sentencian "Son los mismos perros con distintos collares". A mi no me asusta el lobo pero me aterran los olvidos, por ingratos y por tremendamente injustos.




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