LA INJUSTA DEVALUACIÓN DEL TALENTO
He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.
Mikel N. Navarro

He hecho hoy esta introducción y me he permitido hacer alusión a este "El nombre del viento" para poner de manifiesto lo poco que hoy día se valora el talento. Los responsables de las editoriales, de las redacciones de los medios de comunicación, de las galerías de arte, de las casas discográficas, parecen haber perdido esa facultad que en principio se les presupone, de distinguir al verdadero artista cuando lo tienen delante.
Me tropiezo cada día con compañeros de profesión, muchos de ellos recién salidos de la universidad, trabajando para medios locales cuyos responsables o propietarios ni entienden, ni conocen, ni saben valorar el trabajo que realizan. Personajes que, salvo contadas excepciones, no sabrían diferenciar un editorial de una editorial. Que piensan que escribir lo hace cualquiera y que ponerse delante de un micrófono no tiene mérito alguno.
A todos los compañeros de los medios de comunicación quiero dedicar hoy esta entrada en mi Blog. A todos y en especial a uno. Si, a ti compañero, que hemos compartido esta mañana un café mientras me contabas lo tremendo de tu decepción. A ti que me contabas que no sabías cómo narices lo ibas a hacer, que ya la situación y la cara dura de tus jefes no te dejaban más alternativa que gritar en silencio. A ti que te has quedado en tu silla cuando me marché, cabizbajo, pensativo, derrotado...
No importa cuanto te exploten, te rechacen o te presionen, compañero. Al igual que le ocurrió a Patrick Rothfuss con su primer libro, al final siempre aparece alguien que es capaz de distinguir el talento y valorar tu trabajo en su justa medida. El resto te lo diré la próxima vez que nos veamos.
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