YA ES LA HORA DE LIMPIAR LA HAZA
Llevo en esto de la información tantos años, que ya mi capacidad de sorpresa es inmune. Me he tropezado con lobos con piel de cordero, simplones, torpes, listos, intoxicadores, trepas y demás rarezas, tan peligrosos como arrogantes. Pero también es cierto que he conocido a grandes gestores, trabajadores de la política, señores, caballeros, maestros y verdaderos eruditos de los que siempre es un placer aprender y un honor compartir mesa y mantel y grabadora.
Mikel N. Navarro
En esta profesión, si a algo aspira uno, es a poder decir lo que se piensa en absoluta libertad. Los años me han enseñado que de nada sirve tu trabajo y tu esfuerzo, si al final tu credibilidad sucumbe ante el secuestro de la libertad de expresión o ante la mordaza impuesta del que se cree en posesión de la verdad y del poder absoluto. Echo de menos al político encajador, capaz de afrontar una crítica periodística por dura que esta sea. Claro que esa clase de político escasea precisamente porque escasean los políticos con clase. Ya no se trata de una cuestión de cultura o de dinero. Se trata de una cuestión de clase, educación y saber estar.
He conocido a grandes señores de la política en todas las formaciones políticas, personas que siempre han sabido estar a la altura de los acontecimientos, gente con la suficiente clase para encajar la crítica y respetar las opiniones, vengan de donde vengan. Eso que llamamos respeto, un vocablo que muchos utilizan y reclaman para sí, para su formación política o para su pueblo, y que ponen en práctica en muy contadas ocasiones.
Estamos en plena precampaña electoral y sería bueno para la salud democrática local y andaluza que los ciudadanos tomemos conciencia de la necesidad de desechar a ciertos individuos de la política de nuestro entorno. Personajes de promesa fácil y sonrisa gris que vienen ocupando legislatura tras legislatura un sitio en la poltrona sin aportar nada a la comunidad, salvo titulares en la prensa. Y los hay de todas las clases y en todas las formaciones políticas. Son tan evidentes y previsibles, que no es ni necesario nombrarlos porque todos sabemos quienes son. Pues es hora de actuar. Para eso están las urnas, para enviar el mensaje oportuno a esa clase de político que ni escucha, ni reacciona, mientras vive en su particular mundo de color de rosa. Ahora más que nunca se hace necesario limpiar la haza como principal responsabilidad ciudadana.
En otra entrada, hablaré otro día de la responsabilidad que tienen también los asesores de imagen, jefes de gabinetes de comunicación y secretarios personales de nuestros políticos en muchas de sus erradas actuaciones. En ese gremio existen grandes profesionales que nos facilitan muy mucho el trabajo. Desgraciadamente también hay mucho adoctrinado de los que viven dando palmaditas en la espalda a sus jefes, haciéndoles un flaco favor, tanto a ellos como al resto de la sociedad. Son algunos de los culpables directos del endiosamiento de nuestros políticos y responsables de muchas de sus injustificables actuaciones mediáticas. Pero eso, como les decía, será otro día.
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