EL DOBLE FILO DE LAS MOCIONES DE CENSURA

La misma noche que la moción de censura contra Francisco Delgado Bonilla culminó me encontraba a pocos metros de la sociedad recreativa la peña con dos amigos, uno socialista histórico y el otro de nuevas generaciones del Partido Popular.  Mientras en el interior del salón de plenos del Ayuntamiento, María Salomé Arroyo se convertía en la primera alcaldesa de Vélez-Málaga, en la calle se sucedían las valoracines de todo tipo . En ese momento afirmé que aquella moción de censura era, posiblemente, lo mejor que le podía pasar al Partido Popular.

Mikel Navarro

Es curioso como ocurren las cosas, y cómo en esto de la política las valoraciones o interpretaciones que se hacen de cada acontecimiento varía o coincide dependendiendo de la edad y sobre todo de la experiencia que tengas. Aquella noche recuerdo perfectamente las caras de aflicción tanto del joven de nuevas generaciones como la del histórico socialista. Enseguida comprendí que, en efecto, mi progresista amigo, curtido en mil batallas políticas desde los tiempos de Juan Gámez, pensaba igual que yo, mientras que mi joven y conservador amigo no paraba de mirarnos de hito en hito.

Efectivamente. Esto de la política es una carrera de fondo, donde afortunadamente el tiempo juega un papel fundamental. Muchas veces hay que rascar bien profundo en la superficie de los hechos para comprobar lo que esconde la realidad. Una realidad, muchas veces esquiva, que se basa en las circunstancias que la rodean y que unidas nos da un resultado tan demoledor como cierto.

Las circunstancias que rodearon entonces la moción de censura en la capital de la Axarquía favorecían desde el principio a los populares veleños, aunque también hay que decir que ellos no lo vieron nunca. Sacar a Delgado Bonilla de la alcaldía veleña tuvo un coste para el Partido Socialista del que aún no se han recuperado en la casa del pueblo y tardarán en hacerlo. Al enaltecimiento de la miltancia conservadora que cerró filas en torno a su candidato, en un momento de desgaste por la reciente salida del gobierno de María Eugenia Farré, se le unió la sangría interna que sufrieron los socialistas, dejando un enfrentamiento interno que no tardó en engullir a la militancia, una vez pasada la euforía de haber derrocado a un alcalde popular. No olvidemos que el mismísimo candidato del Partido Socialista, Antonio Souvirón,  tuvo que dimitir y renunciar a su acta de concejal para que se materializara la moción de censura.

Los compañeros de viaje de María Salomé en esta aventura tampoco auguraban mejores vientos y las promesas anunciadas de inversiones de 2.400 millones de euros o la independencia para Torre del Mar dejaron desde el principio en entredicho a los nuevos regidores del reino, más por su exagerada ridiculez que por su lógica falsedad. Creo que a alguien se le de debió ir la "pinza" cuando empezó a prometer millones de euros y cuando se dieron cuenta... ya era demasiado tarde. No siempre estar en el poder garantiza la continuidad en el cargo. Las mociones de censura, a veces,  tienen doble filo. Las encuestas parecen dar un ventaja considerable al Partido Popular para las municipales en Vélez_Málaga. Sin embargo debería saber el Partido Socialista que la primera batalla de esta guerra política la perdió Salomé aquella noche de la moción de censura.

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