ES DE BIEN NACIDO SER AGRADECIDO

Mi madre solía utilizar mucho este dicho de "es de bien nacido ser agradecido". Tenía razón, creo que en esta vida debemos dar las gracias continuamente por todo lo que nos brinda. Es cierto que te encuentras a diario con mucha gente desagradecida, decepcionantes especies  que abundan mucho más de lo deseado. Sin embargo y a pesar de éstos últimos, hoy mi entrada quiero que sea un enorme agradecimiento a todos los que hacen posible este espacio y este momento. 

Mikel N. Navarro

En estos días este blog ha vuelto a superar otra barrera, la de las 9.000  visitas. Para muchos es sólo una cifra, para mi es un premio, una satisfacción y una gran responsabilidad. Naturalmente quiero dar las gracias a todas esas personas, miles que han visitado este blog y que lo siguen haciendo incluso cuando tardo varios días en escribir una nueva entrada. Lo confieso, me resulta tan sorprendente como mágico.

Pero detrás de este trabajo, hay también muchas personas anónimas sin cuya existencia no sería posible este blog. Por eso quiero agradecer la paciencia infinita de mi padre, que me aguanta despierto hasta bien entrada la noche mientras escribo. Quiero agradecer la enorme bondad de mis hermanos, siempre apoyando en estos momentos en los que el desempleo se está cebando conmigo hasta la extenuación absoluta. A mis hijos, a los que esta profesión tanto tiempo les robó y les roba.  A Rosalía, la madre de mi hijo por su comprensión y templanza. A mi compadre José María que se traga todos mis problemas y que siempre está ahí echando una mano, fiel amigo y consejero. A mi amigo Manolo Rodríguez, una verdadera fuente de sabiduría y una ayuda constante en mi vida profesional y personal. A Arantxa, por su decisión audaz, casi temeraria de querer estar a mi lado a pesar de todo, en un gesto que sólo podría definir en su más extensa condición Gustavo Adolfo Becquer en uno de sus poemas, quizá ese que nunca escribió. Tampoco puedo olvidarme de mis sobrinos, los más mayores por su constante amor y ánimo que me dan y los más peques porque me inspiran a diario con su vitalidad e inocencia.  Y como no, a mi cuñada Mercedes que es un sol y que está siempre ahí cultivando la semilla de la familia.

Tengo que dar las gracias también a todos los que os acercáis a mi casi a diario para felicitarme por este blog, vecinos, políticos, pintores, conocidos... y también a los que de forma más o menos elegante criticáis esta publicación. Todos sin excepción merecen mi agradecimiento porque todos engrandecen este sitio en Internet. Gracias a todos los amigos de Facebook, más de 500, de los que me consta su fidelidad y también aunque en menor número a los del Tuenti y Twiter, no recuerdo si se escribía así.

No quiero terminar esta entrada sin dar las gracias por último a dos personas muy importantes en mi vida que ya no están. Me refiero a mi madre que nos dejó hace 11 años y que siempre está ahí soplándome algo de inspiración al oído cuando no se me ocurre qué escribir y a mi amigo Antonio Zapata, al que siempre tengo presente y con el que mientras viva estaré en deuda permanente. Es de bien nacido ser agradecido porque lo creamos o no nuestros éxitos siempre dependen de los demás, sean amigos, conocidos o enemigos. La única diferencia entre unos y otros es que el amigo, al menos,  es una persona con la que se puede pensar en voz alta.